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Eran 13 misteritos PDF Imprimir E-mail
Escrito por Elpidio M Alvarenga   
24.04.2005
Jacques Benveniste
El miércoles 20/4/05 apareció en Clarín una nota con el sugestivo título de “Establecen los 13 misterios que la ciencia todavía no resolvió - Enigmas: un trabajo de la revista inglesa New Scientist.”

Si quien lee pensó que es al menos el resultado de un congreso mundial científico, se equivoca. El que “estableció” los misterios es, en realidad, Michael Brooks -no citado en Clarín- en su “trabajo” (artículo, bah), del 19/3/05, titulado 13 things that do not make sense). (“13 cosas que no tienen sentido”).
¡EPA!

El primer subtítulo del correspondiente misterio ya atrae la atención del escéptico: “Acaso un mensaje extraterrestre”. El párrafo habla sobre la señal Wow (en castellano sería señal ¡Epa!) recibida por un astrónomo en 1977 (“wow!” es lo que anotó el astrónomo sobre la hoja de impresión de los resultados del telescopio). Lo extraño sería que el pulso de radiación estaba confinado a un estrecho rango de frecuencia de radio de alrededor de 1420 megahertz. Como este espectro de transmisión está prohibido internacionalmente y no corresponde a fuentes de radiación naturales, no se sabe con certeza su procedencia.
El parágrafo de Clarín termina así: “Todavía hoy nadie puede dar una explicación acerca de qué o quién lo emitió. Algunos piensan que se trató de una auténtica señal de una civilización extraterrestre con un transmisor de gran potencia. Otros, más escépticos, creen que fue provocada por un acontecimiento astronómico de enorme potencia.”
 
El parágrafo de New Scientist termina así: “Otros piensan que debe haber una explicación mundana. Dan Wertheimer, científico jefe del proyecto SETI@home, dice que la señal Wow era casi con seguridad ruido: interferencia de radio-frecuencia de transmisiones desde la propia Tierra. ‘Hemos visto muchas señales como esta, y estos tipos de señales siempre han resultado ser interferencia,’ dice. El debate continúa.”
 
En la adaptación de Clarín, ¿Dan habrá sido abducido por los extraterrestres que enviaron la señal?

AGUA MINERAL “FUNES”

Pero ahora viene el plato fuerte. Otro misterio que se analiza son los resultados del experimento del 2003 con disolución histamina de la farmacóloga Madeleine Ennis, de la Universidad Queen de Belfast, y tiene que ver con nuestra vieja enemiga: la homeopatía, la más exitosa de las pseudociencias, tanto por su inserción en la sociedad, como por su escala industrial.

Pero ya que usted, lector o lectora, parece tener algo de tiempo, comencemos esta historia desde el principio.

En 1988 se publicó en la revista Nature un paper del Dr. Jaques Benveniste, un muy reconocido investigador francés, afirmando que había logrado evidencia científica de la “memoria del agua”.

El principio fundamental de la homeopatía es que lo similar cura lo similar. Una intoxicación, por caso, podría ser curada por la misma sustancia tóxica causante de la enfermedad. Pero es claro que esa sustancia tóxica deberá ser administrada en mínimas cantidades.

Por ejemplo, si usted se emborracha con caña, lo mejor que puede hacer a la mañana siguiente para que se le pase la resaca, es beber esa misma caña, sólo que diluida en agua. ¿En qué proporción? Bueno, puede comenzar con 1 parte de caña en 99 partes de agua, y tendría una solución 1C. No se detenga y repita la operación: 1 parte de solución 1C en 99 partes de agua. Habrá obtenido una solución 2C. Puede llegar hasta 30C, lo que mueve a preguntar cuántas moléculas de caña nos quedaría. Muy pocas, seguramente, o incluso ninguna. En 12C, por ejemplo, la relación es de una gota de caña en todo el océano Atlántico.

Entonces, ¿cómo una solución 30C, digamos, puede tener algún efecto? Porque el agua se acuerda, dicen los homeópatas, tiene memoria, como el Funes de Borges, y retiene de alguna manera inverosímil, las capacidades de, en este caso, la caña.

Claro que Benveniste no utilizó caña en sus experimentos, sino antisuero anti-IgE, el cual aun disuelto, transformado en “agua homeopática”, podía, según él, activar a los basófilos (células de la sangre involucradas en las alergias, especialidad de Benveniste) para que liberaran de sus citoplasmas los gránulos de histamina, una sustancia que provoca los síntomas alérgicos. Para identificar a los basófilos no activados, se agrega un colorante que los torna azules.

Pero el editor de Nature, Sir John Maddock, en vista de la afirmación extraordinaria de Benveniste, que de ser cierta contradeciría las leyes de la química, le puso una condición para publicar sus pretendidos resultados: que le permitiera visitar su laboratorio, junto con dos observadores imparciales y que reprodujera sus experimentos frente a ellos. Benveniste aceptó.

Maddock convocó, entonces, a Walter Stewart, científico y refutador de embustes, y nuestro conocido James Randi, mago y súper refutador de embustes.

La prueba se llevó a cabo en julio de 1988. El primer intento fue un éxito para Benveniste. Pero luego Maddock pidió que se rehicieran los experimentos, pero esta vez sin que Benveniste ni sus ayudantes supieran cuáles tubos de ensayo contenían agua normal y cuáles agua homeopática.

Randi y Stewart sellaron las ventanas del laboratorio y pegaron al techo el trozo de papel en el que estaban anotados las claves de identificación de los tubos. Esto no le gustó nada a Benveniste y menos todavía que Randi hiciera trucos de magia para “alivianar la atmósfera”, según sus palabras.

Esta vez la experiencia falló. Las botellas de champagne de dos litros destinadas al festejo sirvieron para consolar las penas de Benveniste, quien, luego de que Maddock calificara sus afirmaciones de pseudocientíficas, perdió toda su reputación como investigador. Benveniste sólo pudo atinar a acusar a los miembros del equipo de cazadores de brujas y McCarthystas.

Pasaron los años y en abril de 1999, en la revista Inflammation Research apareció una investigación de Madeleine Ennis y otros (entre ellos, P. Belon, de los laboratorios del grupo Boiron, especializado en homeopatía), en la que se daba cuenta de un experimento similar al de Benveniste, salvo que lo que se diluyó fue la histamina, en vez del anticuerpo anti-IgE.

Ennis se declara escéptica, pero afirma que al ser desafiada por un francés a que probara ella misma la memoria del agua, aceptó el reto y puso a prueba el aserto.

Según el Dr. Peter Fisher, en un artículo aparecido originalmente en The British Homeopathic Journal (¿El fin del affaire Benveniste?), los resultados fueron alentadores: “La presentación de este paper fue de bajo perfil, quizá no extrañamente, en vista de la controversia precedente, y el paper de Benveniste de Nature ni siquiera fue citado. Los autores comentan que están desarrollando este trabajo, utilizando un método automático (citometría de flujo). Claramente es necesaria mayor investigación, pero parece que el affaire Benveniste todavía puede tener un final feliz.”

Pero Fisher no contaba con los periodistas del programa Horizon, de la BBC, quienes decidieron embolsarse el millón de dólares de Randi. Ya que por primera vez en la historia del programa, Horizon se decidía a llevar a cabo su propio experimento científico, ¿por qué no probar suerte y desafiar a Randi a que podrían reproducir el ensayo de Ennis (y sus conclusiones, claro)?

El 26 de noviembre de 2002 se emitieron los resultados del experimento supervisado por Randi y por John Enderby, vicepresidente de la Royal Society, venerable institución científica. Los análisis por citometría de flujo se realizaron en dos laboratorios independientemente. Resultado: negativo; falla total. Randi siguió en poder de su milloncito.

Eso fue en noviembre. En diciembre de 2002 la “escéptica” Ennis presentaba otra vez a Inflammation Research un nuevo paper en busca del ansiado final feliz, que se publicó el año siguiente y esta vez la conclusión fue todavía más alentadora que la vez anterior: “En 3 diferentes tipos de experimentos, se ha mostrado que altas diluciones de histamina pueden de verdad ejercer un efecto en la actividad de los basófilos. Esta actividad, observada por medio del teñido de los basófilos con azul cian, fue confirmada con la citometría de flujo. La inhibición por histamina fue revertida con anti-H2 y no fue observada con histidina, siendo estos resultados a favor de la especificidad de este efecto. Sin embargo, no podemos explicar nuestros descubrimientos y los damos a conocer para alentar a otros a investigar este fenómeno.”

Este es el estudio que New Scientist, y a su vez Clarín, citan. ¿Alguien tendrá que desafiar de nuevo a Randi? Tal vez no valga la pena; al mes siguiente podría aparecer otro paper.

Nota: el Dr. Jaques Benveniste, nos cuenta el Dr. Fisher, investiga en su empresa Digibio lo que él llama Biología Digital: la grabación y retransmisión de señales biológicas específicas. Él afirma que puede grabar electromagnéticamente estas señales y luego ejecutar la señal con una tarjeta de sonido de PC hacia biosistemas sensibilizados, imitando el efecto de la molécula original.

CONCLUSIÓN

Lo mejor del artículo de Clarín es que fue publicado en “Sociedad”, y no en “Ciencia”.

E.M.A. – 20/4/05

Última modificación ( 08.05.2005 )
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