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Objetos ¿enigmáticos? de un pasado desconocido PDF Imprimir E-mail
Escrito por Daniel Setó
29.05.2005

OBJETOS ENIGMTICOS? DE UN PASADO DESCONOCIDO



Principalmente durante este siglo, con cierta frecuencia se ha asistido a la proliferacin de noticias llamativas acerca de sorprendentes objetos de origen inexplicable que desafan a nuestros conocimientos acerca del pasado. Algunos de estos "descubrimientos arqueolgicos", dando lugar a las ms estrafalarias teoras, han alcanzado gran difusin y credibilidad en nuestros das, a pesar de ser su valor cientfico extremadamente dudoso.


Sin duda, la Arqueologa moderna est poblada de enigmas. Si no fuera as carecera, como cualquier otra ciencia, de buena parte de su sentido. Pero en raras ocasiones estas incgnitas son debidas a misteriosos objetos individuales de origen y funcionalidad desconocidos. Durante el siglo XX, este tipo de materiales han venido a apoyar gran parte de teoras alternativas, principalmente creacionistas, a travs de interpretaciones que pretenden solucionar los grandes misterios que haban aparecido con ellos. Este tipo de estudios, subconjunto de lo que podramos denominar pseudoarqueologa, deberan preocuparnos en la medida en la que pretenden servir de coartada a conjeturas injustificables desde el punto de vista cientfico. Aunque han ido ms all: muchos de los enigmas de los que hablamos han conseguido una credibilidad como problema real en la investigacin histrica, an en ambientes cientficos serios, difcilmente explicable con relacin a su calidad cientfica.


Buena parte de la responsabilidad de esta extraordinaria difusin debe buscarse en la conjuncin de dos elementos que han ejercido tradicionalmente una especial fascinacin: la parte mitolgico-legendaria del pasado remoto y los fenmenos misteriosos y desconocidos. Ello ha hecho de la pseudoarqueologa, y del tema que trata este artculo en particular, un componente fortsimo de la corriente que ha sido llamada Nueva Era. Pero en el caso de estos artilugios que la ciencia oficial no puede explicar se da otra circunstancia preocupante: quiz por el desconocimiento general y por lo sencillo, aunque espectacular, de su planteamiento, han conseguido emigrar de las pginas que compartan con temas de parapsicologa, ocultismo, criptozoologa etc., para camuflare de serios interrogantes cientficos en otros medios de divulgacin, en principio ms serios.

La situacin mencionada hace cada vez ms difcil distinguir estos casos. Estas lneas pretenden mostrar qu circunstancias deben hacernos dudar. Los siguientes puntos responden, en general, a dos caractersticas: los casos en los que la configuracin que se interpreta no presenta seguridad objetiva, y aquellos en que la interpretacin que se lleva a cabo no tiene base cientfica.


1. Hallazgos en condiciones no controladas: Un pilar bsico del mtodo arqueolgico moderno lo constituye el control minucioso del proceso de excavacin de un yacimiento. Debe tenerse en cuenta que esta caracterstica es relevante hasta el punto de que un hallazgo arqueolgico carece de valor cientfico si no es posible determinar con certeza y exactitud dnde, cundo y cmo se ha producido. Desde luego, esta circunstancia no est presente en la mayora de las informaciones pseudocientficas, aunque su omisin no es fcilmente apreciada por la mayora de los lectores, abrumados por una serie de espectaculares interpretaciones que, como hemos dicho, han de ser firmemente cuestionadas. Por supuesto, la informacin proporcionada debe, forzosamente, admitir un margen de error razonable, pues la precisin de los mtodos de medicin que pueden emplearse en una excavacin es limitada.

Tampoco pueden desecharse directamente todos los hallazgos que se producen en condiciones no controladas, aunque es necesario, en este caso, tratar de reconstruir rpidamente, y con la mayor veracidad posible, todas las circunstancias relacionadas con el descubrimiento. Cuanto mayor sea la inexactitud del registro vinculado a un determinado objeto, tanto ms comprometidas se vern las interpretaciones posteriores realizadas sobre la base del mismo. Toda la investigacin que puede llevarse a cabo sobre un objeto arqueolgico depende decisivamente de su posicin en el yacimiento, y esta informacin se perder irremisible y permanentemente en el momento de la excavacin.

Esta falta de control es un hecho habitual, casi sistemtico, en las referencias de los estudios pseudocientficos sobre los grandes enigmas del pasado, basados en el descubrimiento de objetos de otros mundos o de antiqusimas civilizaciones desconocidas tecnolgicamente avanzadas. Se da la peculiar circunstancia de que todos estos descubrimientos han sido fortuitos, llevados a cabo por obreros que preparaban los cimientos de una nueva construccin empleando una pala excavadora, mineros extrayendo mineral con un martillo neumtico o circunstancias similares, que poca seguridad pueden proporcionar acerca de donde se encontr realmente la prueba en cuestin.

Un caso ejemplificador y ciertamente curioso lo constituye el hallazgo, en 1930, de un objeto cilndrico de unos quince centmetros, formado de hierro y cobre y recubierto de asfalto (?), que fue interpretado como una pila elctrica de dos mil aos de antigedad (sic), constituyendo, por tanto, un enigma fabuloso. No he podido encontrar, acerca de la procedencia de tan sorprendente artefacto, ninguna explicacin ms concisa que la siguiente (1):

(...) un ingeniero alemn, que haba acudido a reparar el alcantarillado de Bagdag, encontr en los stanos del museo de esta ciudad una caja que contena "diversos objetos de culto" no clasificados [dentro de la cual estaba el artefacto].

Otro ejemplo, que da muestras de cuanto menos igual rigor y precisin que el anterior, es el caso de una esfera de caliza, de origen supuestamente humano, que ha sido datada en cincuenta millones de aos (!) de antigedad, sobre la base de su minuciosa exhumacin:

(...) una bola de caliza hallada a 75 metros de profundidad en capas de lignito (...), pertenecientes al periodo terciario. (...) los mineros que trabajaban en un extremo del tnel vieron caer un objeto redondo desde la parte superior de la excavacin .

Como se ha dicho, con datos de este tipo acerca del origen de los elementos de estudio, difcilmente podr cualquier interpretacin de los mismos dar lugar a teoras vlidas desde el punto de vista cientfico.


2. Predominio de elementos aislados: Los objetos enigmticos han aparecido, en su mayora, totalmente descontextualizados, no vinculados a ningn otro vestigio, mantenindose esta situacin tras posteriores prospecciones. Los dos casos expuestos en el apartado anterior son un claro ejemplo, aunque hay muchos ms (como la famosa piedra cermica, con una espiga metlica en su centro, encontrada en California en 1961, mientras dos vendedores de geodas buscaban mercanca para su negocio). No deja de ser curiosa esta aparicin totalmente aislada, que impide ponerlos en relacin con cualquier conjunto arqueolgico conocido. Por otra parte, es de sealar el enorme infortunio que supone el haberse topado con estos hallazgos individuales, y jams con un yacimiento de mayor extensin con mltiples artefactos de este tipo, lo que ciertamente debera haber sido ms probable, y hubiera aportado mucha informacin para el esclarecimiento de stos grandes misterios.

En realidad, la experiencia arqueolgica demuestra que la probabilidad de encontrar objetos aislados es muy pequea. Por razones obvias, la cultura material se concentra en zonas de asentamiento. Es de suponer que ningn ser humano, ni presumiblemente otra criatura, construye algo para depositarlo en un lugar lejano de donde habita o desarrolla la mayor parte de sus actividades, abandonndolo sin dejar ms rastro de su presencia.

No obstante, diremos que, aunque no es habitual, hallar elementos completamente aislados, o que as lo parezcan por el efecto de la desmesurada dispersin de un grupo de elementos u otras causas, es posible. De todas formas, la clara e inusual tendencia a pertenecer a esta categora de los artilugios a los que nos referimos los convierten, cuanto menos, en sospechosos.


3. Omisin/Reinterpretacin del contexto: En ciertos casos, el hallazgo aparece relacionado con otros, generalmente pertenecientes a conjuntos arqueolgicos ampliamente estudiados. Pudiera parecer que esta circunstancia dificulta la propuesta de hiptesis pseudocientficas acerca del elemento en cuestin. Nada ms lejos de la realidad: los pararquelogos, sencillamente, dejan de lado lo que no conviene a sus fines. Otra situacin, aun ms dramtica, ocurre cuando la interpretacin sin fundamento del objeto induce una reinterpretacin de todo el contexto, contradiciendo, con frecuencia, la totalidad de teoras existentes. Estos dos fenmenos suelen superponerse, dando lugar a una metodologa de trabajo absolutamente catica. La interpretacin libre, simple y dudossima de la mitologa figura entre las primeras herramientas que se utilizan en estos casos.

Por poner un ejemplo, citaremos el famoso bajorrelieve maya que, pretendidamente, representa a un astronauta dentro de su nave espacial. Sin embargo, otras interpretaciones coherentes con el estudio del registro arqueolgico y la mitologa precolombina identifican sin la menor duda la iconografa de Pakal, seor de la ciudad de Palenque, en la imagen citada, inmerso en una escena mitolgica (2).


4. Construccin de la evidencia: En directa conexin con los dos puntos anteriores, aparece una caracterstica relevante. Los estudios pseudoarqueolgicos relacionados con el asunto que tratamos pretenden, en la mayora de las ocasiones, construir una evidencia cientfica a partir de hallazgos individuales, apoyndose para ello en todo tipo de recursos, principalmente de carcter mitolgico, que requeriran un estudio amplio y sutil. Estudio que, evidentemente, no quieren ni pueden llevar a cabo.

En Arqueologa, no puede considerarse que nada es evidente (con muchas comillas) hasta haber reunido gran cantidad de informacin, que establezca relaciones firmes con teoras slidas. Sin duda, pueden plantearse hiptesis con ms o menos fundamento, y el camino de la especulacin est siempre abierto, pero nada puede ser considerado una evidencia hasta haber cumplido los requisitos citados. Simplemente, el conjunto coherente de teoras conseguido tras una gran cantidad de investigaciones y descubrimientos no puede ser desechado sin ms porque la interpretacin de un slo elemento parece contradecirla. Debemos considerar que resulta mucho ms probable una explicacin de otro tipo, que ha producido una interpretacin incorrecta. Por el resto de motivos que mostramos, esta ltima posibilidad adquiere prcticamente, en estos casos, el rango de certeza.

No debe dar esto una idea de que la Arqueologa es una ciencia esttica, que se resiste con exceso a las modificaciones de su cuerpo terico. Aunque las nuevas incorporaciones deben ser probadas con seguridad y las reelaboraciones confeccionarse minuciosamente, el dinamismo de esta ciencia ha de resultar obvio a cualquiera que se interese mnimamente por la misma.


5. Justificacin por medio de paralelismos: La experiencia, y tambin la teora, ha demostrado cun peligroso es guiarse por la aparente similitud de los materiales arqueolgicos a la hora de interpretarlos. A medida que aumenta la distancia geogrfica y el intervalo de tiempo que separa a las culturas que se investigan, la precaucin ha de extremarse.

En muchas ocasiones, la nica prueba que apoya las hiptesis pseudoarqueolgicas acerca de stos hallazgos es el parecido (muy subjetivo) con elementos actuales. Cientficamente, aportar exclusivamente esta informacin no tiene ninguna validez. Debemos suponer que entre los billones de objetos (una mnima parte artificiales), que se acumulan sobre y bajo la superficie terrestre, habr miles de ellos que guarden parecido formal, ms o menos acusado, con actuales artilugios fabricados por el hombre. Que una marca en una roca de doscientos millones de aos (encontrada por un buscador de fsiles en 1922), se asemeje a la huella de un zapato actual, aunque puedan verse las marcas de los hilos de coser y las muescas generadas por el roce del taln (sic), no quiere decir que lo sea. Obviamente esta configuracin casual de la superficie no era la huella de un zapato moderno, como pudo demostrarse con facilidad, aunque algunos an confan en esta evidencia, clamando contra una conspiracin cientfica que pretende ocultar las pruebas (3). Este caso en concreto (y hay ms similares), resultar increble a cualquiera que dedique unos minutos a pensarlo con mnimo espritu crtico. Debemos entender que los extraterrestres u otra civilizacin (quiz creada por ellos), fabricaban y usaban zapatos iguales que los nuestros, incluso cosidos, hace doscientos millones de aos?. Aunque la prueba fuese real, esta interpretacin parece bastante absurda.


6. Relacin con otras pseudociencias: Cualquier trabajo sobre arqueologa que se base en o refiera a otros de carcter pseudocientfico debe ser inmediatamente cuestionado, pues stas disciplinas no emplean un mtodo cientfico. Por el mismo motivo debe sospecharse de aquellos estudios que pretendan apoyar teoras de esta ndole.

He dicho que la presencia de alguna o todas (como ocurre en la mayora de los casos), de estas caractersticas debe hacernos dudar acerca de la objetividad de la informacin que se nos proporcione. En mi caso personal, me hace dudar de tal modo que rechazo de mano todos los vestigios de los que he tenido noticia que demuestran, corroboran o atestiguan la antigua presencia extraterrestre o las remotas civilizaciones tecnolgicamente avanzadas, por poner un ejemplo. An as, puedo entretenerme leyendo a H.P. Lovecraft.

Aunque es posible que est equivocado. Quiz estos objetos aislados, de procedencia oscura, interpretados con dudoso rigor hayan dado, despus de todo, lugar a teoras que se ajustan a la realidad de nuestro pasado. Acaso dentro de un tiempo surja la prueba que me haga rectificar. Tmenme la palabra: si eso ocurre dedicar todo mi tiempo libre, hasta el fin de mis das, a investigar estos hechos. No es una apuesta arriesgada: si hace cincuenta millones de aos los extraterrestres visitaron la tierra creando una nueva raza de seres tecnolgicos, ser un placer tomar el estudio de sus vestigios como un pasatiempo.


NOTAS:


1 La primera descripcin de este caso de la que tengo noticia aparece publicada en la revista americana Discovery, en 1939. Posteriores referencias al hallazgo (el texto seleccionado procede de La rebelin de los Brujos, de L. Pauwels y J.Bergier), parecen una transcripcin casi exacta del artculo original. Si algn lector conoce una informacin ms precisa que la proporcionada, le agradecera que se pusiese en contacto conmigo.

2 Para ms informacin, ver biblio. [3].

3 Consltese biblio. [1].


BIBLIOGRAFA:


[1] Ortiz de Montellano, B. Multiculturalism, Cult Archaeology, and Pseudoscience, en Cult Archaeology and Creationism: Understanding Pseudoscientific Beliefs about the Past. Ed. Francis B. Harrold y Raymond A. Eve. University of Iowa Press, Iowa, 1995.

[2] Feder, Kenneth L. Fraud, Myths and Mysteries: Science and Pseudoscience in Archaeology. Mayfield Publishing Company, California, 1999.

[3] Gallagher, I.J. Case of the Ancient Astronauts. Raintree Steck-Vaughn Publishers, Nueva York, 1997.

[4] Stiebing, William H. Ancient Astronauts, Cosmic Collisions. Prometheus Books, Nueva York, 1984.

[5] Cohen, Daniel. The Ancient Visitor's: Have Creatures form Other Planets Ever Landed on Earth?. Doubleday and Company, Nueva York, 1976.

[6] Williams, Stephen. Fantastic Archaeology. University of Pennsylvania Press, Philadelphia, 1991.

[7] Kolosimo, Peter. Timeless Earth, University Books, Nueva York,1968.

Última modificación ( 30.05.2005 )



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