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Falsificaciones del pasado PDF Imprimir E-mail
Escrito por Claudio Alberto Ramirez   
01.06.2006

Para el estudio del pasado se han creado disciplinas científicas especificas como la Historia, la Arqueología y la Paleontología, además de hacerlo dentro de su propia esfera muchas otras como la Geología, la Antropología, la Astronomía y la Filología; se ha establecido a tal fin una metodología científica que se basa ante todo en la descripción de los elementos con que se cuenta para reconstruirlo, evitando en lo posible las especulaciones (éstas sólo se hacen ante "huecos de información" y son lo más ceñidas posible a la lógica y el sentido común). Siguiendo estas reglas se pueden cometer errores, en algunas ocasiones graves, pero sólo entramos en el terreno de la pseudociencia ante su falta de utilización o ante la lisa y llana falsificación de los elementos de estudio.

Así que no se puede hablar de una pseudociencia independiente, sino que, por ejemplo, se considera como parte de la Pseudoarqueología a toda afirmación infundada que pretende formar parte de la Arqueología, por lo cual la Ciencia debe refutar todas y cada una de ellas por separado, ya que no forman un cuerpo orgánico con una base en común, como sería el caso de la Astrología; sin embargo se puede establecer una serie de características que ayudan a detectarlas, analizarlas y refutarlas.

Hay pseudociencia cuando: a) Se establece que el dato u objeto estudiado está tergiversado o es falso (ej.: el Sudario de Turín); b) Se afirma algo que contradice lo que surge de elementos auténticos (ej.: la expansión de la raza aria, o nórdica, pretendida por los nazis); c) Se formulan especulaciones o se intenta demostrar teorías en base a datos incompletos, irrelevantes, inconducentes, inconexos, malinterpretados o que directamente no guardan relación alguna con lo que se pretende demostrar (ej.: la supuesta relación entre aztecas y griegos en base a ciertas similitudes idiomáticas casuales); d) Se explica algo basado en otra pseudociencia (ej.: el emplazamiento de las estatuas de la Isla de Pascua a través de la telequinesia); e) Se utiliza la indeterminación existente (o aparentemente existente) en algunos temas, para convertirlo en algo "misterioso", dándole al término el sentido "no hay explicación posible dentro de los límites de la Ciencia y el entendimiento humanos" (ej.: las líneas de Nazca hechas supuestamente por "una cultura desconocida, quizá extraterrestre" con "fines enigmáticos que no alcanzamos a comprender".

En la práctica las características suelen mezclarse, pero la mas típica y difundida es la mencionada en el último punto, la cual suele ser el primer paso para proponer soluciones descabelladas (clasificables en los restantes items) absolutamente innecesarias, ya que sencillamente no existe hecho alguno que no sea susceptible de ser explicado con los recursos tradicionales de las disciplinas científicas reconocidas.

Existen muchas personas con muchos motivos para falsificar el pasado debido, indudablemente, a su importancia y trascendencia, lo cual hace que se encuentre sometido a intentos de manipulación por parte de muy importantes y diversos intereses (políticos, sociales, religiosos, económicos), por lo cual el grado de peligrosidad está dado en que el pseudocientífico suele intentar una legitimación de sus ideas (por más nefastas que sean) a través del fraude, lo que trae como consecuencia, al tener generalmente el mismo una amplia difusión, que exista un grupo de gente (que puede llegar a ser mayoritario) que no sólo desconozca la verdad sobre hechos de relevancia histórica, sino que tenga una idea deformada o directamente falsa del acontecimiento, lo cual puede ser usado de base para justificar otros fraudes o conductas de aún mayor relevancia.

El mecanismo sería: creo que las Malvinas son inglesas, entonces digo que cuando los ingleses llegaron estaban desiertas, falsifico un documento que dice que Vernet y el resto de la población en realidad se hallaban en la actual Chubut para esa época, publico un libro a nivel mundial, gano plata y me hago famoso, y logro que las desmentidas se conviertan en opiniones sobre un tema polémico y quien crea o le resulte más atractiva mi posición, sea útil para mis intereses; si hay suficiente aceptación el apoyo al actual reclamo argentino puede debilitarse.

Son numerosas las causas de la aceptación social de planteos infundamentados, entre las que se pueden destacar: a) la simpatía o afinidad con las ideas o métodos base de la afirmación dada o con la persona que la realiza, lo cual eventualmente implica que se la acepte incondicionalmente; b) la falta de criterio científico para analizar o evaluar las pruebas presentadas, que pueden ser juzgadas incluso en base a su valor estético; c) la resistencia a cambiar la idea que se tenía hecha respecto de un tema determinado, que hace cuestionar, incluso irracionalmente, las pruebas en su contra (al ser generalmente los pseudocientíficos quienes difunden primero su posición, corren con esta ventaja); d) el desconocimiento de los criterios para establecer un principio de autoridad válido respecto de quien se presenta como especialista, conocedor o investigador de un tema dado.

En consecuencia, los problemas para refutar cualquier afirmación falsa en esta materia consisten en:
1) que al resultar los acontecimientos actuales (políticos, raciales, religiosos, etc.) consecuencia de los hechos históricos en estudio, se suele utilizar para el análisis de estos últimos, métodos no científicos basados en creencias e ideologías, que pueden resultar válidos dentro de su ámbito, pero que generalmente deforman, alteran, ignoran o directamente inventan hechos para defender su posición;
2) que el pseudocientífico apunta a obtener para su explicación el mismo grado de confiabilidad que tienen otras hipótesis basadas en el sentido común y en indicios relevantes, y para ello cuenta con: a) la indeterminación propia de los sucesos, de los cuales sólo se tienen noticias indirectas; b) objetos falsos (en algunos casos); y c) todo el arsenal de argumentaciones típicamente pseudocientíficas (entre las más comunes se encuentran: la autoridad auto-otorgada, la apelación a interpretaciones subjetivas, la inversión de la carga de la prueba y los cuestionamientos filosóficos o metodológicos irracionales).

Veamos un ejemplo de lo recientemente expuesto: dada su gran antigüedad y falta de elementos, no se puede determinar exactamente cómo se construyeron los megalitos de Stonehenge; a ese fin los científicos, basados en algunos indicios, proponen soluciones con importantes probabilidades de resultar ciertas, ya que sólo necesitan del concurso de hombres comunes que utilizan sogas e instrumentos simples de madera y piedra; pero esto no basta para desechar las explicaciones basadas en "habitantes de la Atlántida" o "seres extraterrestres" porque los argumentos falaces son (por ejemplo): "una cultura primitiva no pudo hacer algo tan avanzado" (demostrando desinformación y desprecio hacia culturas antiguas); y "cuando algo está sin resolver son todas conjeturas, así que ninguna solución puede ser dejada de lado y cada quien puede creer lo que quiera al respecto" (lo cual implica poner al azar al mismo nivel que a la lógica y la experiencia).

Nada mejor para luchar contra este mecanismo que el método científico, pero la gran cantidad de material espurio, la falta de formación científica y el poco sentido crítico reinante en la sociedad, entre otros motivos, hacen que hoy en día existan fraudes con una gran aceptación social.

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