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¿Qué es la homeopatía? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ladislad Vadas   
28.04.2005

Ladislao Vadas, pensador, naturalista y escritor ensayista, autor de “La esencia del universo”, “El origen de las creencias”,“Razonamientos ateos”, Buscando a Dios”, “Elmundo ficticio” y otros libros.


Leamos esto : “Si la angina comienza en la amígdala izquierda se recetará Mercurius bio-iodatus. Si la amígdala derecha es la primera afectada, se dará Mercurius proto-iodatus acompañado de Lycopodium (una hierba)1. Cuando el clima aparece frío y seco y aparece la tos corresponde administrar al paciente Acónito, Nuezvómica o Hepar sulphur, pero cuando el tiempo es frío y húmedo se recetará Dulcamarao Rhus toxicodendron2

Preguntas: ¿Es esto científico? ¿Se aplica aquí elcriterio objetivo? ¿O más bien subjetivo? ¿Fruto de la investigación o más bien de creencias infundadas?

Sigamos: Los prosélitos del Dr. Hahnemann, quien a comienzos del sigloXIX fijó los principios de la homeopatía, poseen lamanía de aplicar motes vegetales extraídos muchos de la nomenclatura linneana de género y especie, y de minerales y animales, a sus pacientes según sus comportamientos.

Asídicen que nux vómicay Pulsatilladuermen de espaldas, con los brazos cruzados por encima de la cabeza. Cinco personas duermen boca abajo: “Belladonna”,“Byronia”, “Colocynthis”, “Madorrhinum”y “Stramonium”.

“Rododendron”cruza las piernas. “Sulphur” buscasitios frescos de la cama. El niño “Medorrhinum” duerme en posición genupectoral (plegaria mahometana)3. En la interpretación de los sueños, los homeópatasno son menos fantasiosos, a la manera de Freud, y dicen que: lossueños de agua son característicos de los síntomasde retención de agua como les ocurre a los que padecen deinsuficiencia cardíaca y corresponden a Naja y a Crótalus (serpientes Cobra y de Cascabel, respectivamente), “Cactus”y “Digitalis”. (Quizás aquícomo terapia sólo se salvan la digital que contiene ladigitalina utilizada en cardiología y el Cactus Grandiflorus,pero mas adelante veremos cómo se invalida esta acción por causa de las diluciones homeopáticas).

Porsu parte a los psicóticos que tienen malas relaciones con elagua, una deficiente distribución orgánica y especialsensibilidad a la humedad ambiente, corresponde “Thuja”(una planta) y “Natrum sulphuricum”.

Los sueños de fuego son propios de justicieros, poseedores decierta agresividad, que se valen de la noche para realizar aquelloque no pueden durante el día.

Untal “Hepar sulphur” es el que concurre alos templos con el fin de nutrirse de las llamas de las velas y setrata de un pirómano a carta cabal. Las personas de carácter apático y que padecen de ansiedad, también sueñancon fuego, y en este caso el señor “Anacardiumorientale” (anacardo oriental, una planta) y el señor“Hepar sulphur” son indolentes durante eldía, pero de noche su impulso justiciero se revela en forma desueños de fuego que contrastan con la pasividad del día. Don ”Kreosotum” (creosota) es víctimade quemaduras en las encías y sueña también confuego.

Lossueños sobre la muerte rondan a la señora “Lachesis”y es natural que así sea, ya que Lachesises el nombre de una gran serpiente americana cuya mordedura es mortaly lleva precisamente el nombre de una de las tres parcas (Lachesis,Cloto y Atropos), a quien se atribuía la facultad dedeterminar la duración de la vida de los seres humanos.

Los “fosfóricos”, inquietos, sueñanfrecuentemente con ladrones y aquellos que han sufrido traumatismoafectivo y se ven sumidos en la desdicha e inseguridad, seránliberados gracias a las dosis de “Árnica”.

Loss ueños amorosos corresponden a “Nux vómica”(nuez vómica), y los obsesos sexuales y que sufren de ardoruretral, a “Sathisagria”.

Encuanto a los niños, “calcárea carbónica”es un gran comilón, que pasa noches agitadas y se despiertafrecuentemente. “Kali bromatum”, “Coffea”,“Ignatia”, se e impresionan por las imágenesde la televisión. El niño “Pulsatilla”es afectuoso y requiere ternura.

Todo esto surge del “key-note”. ¿Qué es el key-note en homeopatía? Es la clave que conduce aldiagnóstico. Una vez identificado el signo (Lachesis,Agaricus, Anacardium etc.) específico de cada paciente, se receta el medicamento que se convierte en el “remedio”del individuo portador de este signo. En otros ejemplos, el que no tolera ver un cuadro torcido se le receta “Argentumnitricum”.

Alniño que escribe mal y con tachaduras se le da “Agaricus”. Si alguno tiene miedo de que se le acerquen, se le da “Árnica”. Al que siente deseos de matar hay que administrarle “Mercurius”.Si confunde presente con pasado, necesita “Cicutavirosa”.

Si un señor llora cuando oye un discurso, es “Cuprum”,y hay que administrarle cobre para que se calme. Don“Ignatia” (haba de San Ignacio), puededigerir piedras pero no un yogur. El señor “Plumbum”(plomo) teme que lo asesinen o lo envenenen. La señora“Sepia” (un animal marino) se peina con laraya al medio. “Natrum carbonicum” llora cuando escucha un piano. “Alumina” siente fobia por la sangre o ante los instrumentos cortantes como cuchillos y hasta se dice que puede cometer un asesinato, y asísucesivamente...4

Cuando el homeópata detecta estos signos que denuncian el problemadel paciente, ya sabe que remedio tiene que recetar. Como se ve, esfácil. Sólo se requiere una buena memoria o uncompleto vademécum o “key-note”. Todas estastonterías no son otra cosa que fruto de la imaginación,y la pauta para condenar tan radicalmente esta práctica, enparte herbolaria, en parte química, nos la da el hecho de quela homeopatía utiliza diluciones infinitesimales en lapreparación de sus brebajes.

Vemosen sus preparados la presencia de terribles venenos como el arsénico,la cicuta, el acónito, la nuez vómica (que contieneestricnina), pero como las diluciones infinitesimales de estassustancias llegan prácticamente a ser nulas, los“medicamentos” así fabricados no sirven para nada,a así se explica que sean toleradas las sustanciasextremadamente tóxicas.

Además,en homeopatía, las dosis de los “principios activos”(en este caso ya inactivos) no se aumentan en proporción alpeso del paciente como así tampoco con la gravedadsintomática, tal como se enseña en las universidades, yesto es otra locura e inconsciencia, pues de ese modo se entretiene alos pacientes graves con placebos, mientras el mal, que requiere unaatención urgente o inmediata por la Ciencia Médica,continúa avanzando. Locuras van, locuras vienen, entre estastenemos la “memoria del agua”. ¿Qué esesto? Desafiando a la Química, se dice que “en biología(que es una bioquímica específica) habría (sólohabría) un “efecto molecular” ¡en ausenciade toda molécula!”.

En homeopatía se habla con todo desenfado ante la ciencia, dediluciones atómicas y hasta subatómicas que pueden serefectivas contra las enfermedades. Una dilución de 10 –18, (un cero, coma, seguido de dieciocholugares, es decir una trillonésima parte) es admitida comoeficaz para curar.

Además, dicen, que dos personas afectadas por la misma dolencia deben recibirtratamientos diferentes en atención a su personalidad. Esdecir que se atienen al aventurado axioma: hay enfermos, noenfermedades. De modo que si dos pacientes sufren de depresión,pero uno es “arsenicum album” y el otro es”Lilium tigrinus”, hay que administrarles a cadauno el remedio específico para su personalidad. Lo mismo sisufren de anginas, al señor “Mercurius”se le administrará “Mercurius solubilis”,en cambio al paciente “Hepar sulphur” se ledará este preparado, es decir de acuerdo con su personalidad yno con su enfermedad.

¿Qué dicen a todo esto los médicos “oficiales” (léaseauténticos)? Repito, ¿es esto científico? Creoque con lo descrito como muestra, es suficiente. Todo parte de unacreencia: en homeopatía se pretende curar enfermos, noenfermedades. Se trata, se dice, de una medicina de la persona encuanto individuo. “La homeopatía parte del órganoenfermo para explorar al hombre en su identidad más íntima: las agitaciones de su vida”

Este arte médico, dicen, supone que el remedio se adapta a laidentidad del paciente, luego de tomar nota de todos sus síntomas,y ese remedio se convierte en “su” remedio. Es unasuerte de estado civil médico. Podría decirse “señorSulphure”, “señorita Pulsatilla”, “señoraLachesis”, etc.5 Aunque los tres tengan la misma enfermedad según los alópatas,los tres son enfermos diferentes y hay que tratarlos con sustanciasdistintas.

Esto,tomado al pie de la letra, es evidentemente un disparate, porquenadie puede negar que un antibiótico de amplio espectrorecetado por la medicina clásica no pueda arrasar conmúltiples infecciones y sea válido para todos, asíse trate de la señorita “Cyclamen”,de la señora “Sepia”, del señor“Árnica” o del niño “Magnesiaphosphorica”.

Si bien muchos oncólogos, por ejemplo, están de acuerdo enque el mismo tipo de cáncer puede encontrar distintos terrenospara su desarrollo, avanzar o curar según la respuestaindividual del paciente, esto no da asidero a la homeopatíapara exagerar a tal punto la idiosincrasia de cada paciente comorelacionar a los caprichosos, temerosos, detallistas, a los quetienen inclinaciones religiosas, costumbre de sentarse sobre una solanalga, fobia a los instrumentos cortantes, etc., con plantas,animales y minerales para preparar con estos los brebajes adecuadospara cada caso.

Ahora bien, peyorativamente y con justa razón, ¿no se parece todo esto a las mancias como la astrología (cada individuo pertenece a un signo; en homeopatía cada paciente está encasillado, con su rótulo)? Parecen ser las mismasmentalidades, tanto los que creen en la astrología y otrasmancias como las que crearon la pseudociencia llamada homeopatía,de homeo: semejanza o igualdad; patía: enfermedad, a partirdel Dr. Hahnemann con sus herederos que son legión hasta elpresente.

También parten de cierto esoterismo cuando nos explican el mecanismo de lacuración. Según ellos “se obtiene respuestaorgánica si hay ‘resonancia’ entre la informacióndel medicamento y las estructuras ‘vibratorias’(¿?)del individuo” 6. ¡Claro!, lo esencial es poner en marcha armónicamentelas “vibraciones en resonancia” (¿?).

Con esto basta para curar tanto a un delgaducho que pesa sólo 50kg como al hombretón obeso que carga en su cuerpo 150 kg. “En caso de enfermedad, se trata de estimular el organismo con algunosgránulos. Cuanto más aguda es la enfermedad,tanto más frecuentemente tiene que ser la estimulación, esto es, la toma del medicamento”. En el caso de un malcrónico se debe proceder a la inversa, dicen, las tomas diarias se deben reducir, pero el tratamiento requerirá mas tiempo.

Enresumen, se posee una idea de que el organismo es un mecanismo quedebe “vibrar” armónicamente, al unísono conel entorno. Si esto falla por influencias psíquicas, como porejemplo, en una persona que entra en conflicto consigo mismo o con elmundo, las bacterias, virus, hongos y protozoarios patógenos atacan. Si no hay tal desequilibrio todos los agentes patógenosson mantenidos a raya. Se tiene una fe ciega en el mecanismoinmunológico del individuo, se acepta de buenas a primerascierta perfección de la naturaleza, que todos estamos igualmente equipados con defensas naturales eficientes y que todoataque patológico surge de un desequilibrio que puede ser unapreocupación, la ambición desmedida, la nostalgia, laansiedad y mil problemas psíquicos más.

No vamos a negar que los problemas psíquicos influyen en ciertomodo negativamente en la eficiencia del sistema inmunológico. Un prolongado estado de estrés puede predisponer al individuoa un ataque cardíaco. Algunos médicos alópatas sostienen también que incluso el desarrollo de los tumores malignos (teoría cuya demostración definitiva está aún en pie, y creo que puede haber algo así) dedistintos tipos puede ser frenado en su avance independiente poranticuerpos elaborados por el organismo.

Pero hay un detalle muy serio que falsea toda generalización en lo concerniente a defensas orgánicas. No hay que olvidar que lanaturaleza es ciega y que a lo largo de la evolución de las especies vivientes en base a mutaciones genéticas aleatorias,han aparecido individuos hetereogéneos y en el aspectopatológico, tanto bien, regularmente, como mal equipados parala defensa. Fijémonos sin más en el problema del shock anafiláctico. Ciertas personas se sensibilizan de tal modoante el veneno de las abejas por picaduras frecuentes que, si setrata de apicultores, estos se ven obligados a abandonar el manipuleode las colmenas. Otros individuos, a raíz de una simplepicadura de una hormiga en un labio pueden producir un espasmo deglotis. Estos, evidentemente, son errores de la naturaleza en el sentido de respuesta orgánica exagerada frente a los agentes extraños que penetran en el cuerpo, reacciones que pueden conducir incluso hasta la muerte.

Lomismo ocurre con las personas en general a las que se pretende, según el equivocado principio homeopático que endiosa a lanaturaleza, estimular el sistema inmunológico en la falsa creencia en la respuesta uniformemente segura. A esta se añade no tras falsas creencias: la de la supuesta eficacia de las dilucionesinfinitesimales que nunca pueden ser efectivas; cierta supuesta leyde los semejantes (similium) según la cual las enfermedadesson tratadas con sustancias similares a las que provocan, en elhombre sano, la misma enfermedad, y la que se basa en los apodosdados a los pacientes según sus gustos o fobias, que no tienen porqué estar asociados a cierta enfermedad, pura invencióncomo el señor “Sulphur”, caluroso ybonachón, o la señora “Cicuta virosa”que confunde el presente con el pasado, cual “retratos” previos que son tomados en cuenta antes de recetar el estimulante adecuado a cada personalidad.

Lareacción del enfermo al “medicamento”, si es que la hay, no tiene nada que ver con que le gusten los pájaros, olas mariposas, o que se trate de un caprichoso que no soporta que lomiren (como el niño “Chamomila”) o que antes de toser se lleva la mano a la garganta, como lo hace “Arumtriphyllum”. Estos disparates son evidentes como tales. Escomo decir que la esmeralda combate la acción de los venenos,el berilo protege de los enemigos, la amatista aleja la tristeza, eljade sirve para combatir las paperas, el jaspe favorece la fecundidady otras tonterías por el estilo.

Las diluciones homeopáticas se obtienen por sucesivas divisionesde las sustancias básicas llamadas “tintura madre”en el diluyente que puede ser: para los líquidos, alcohol yagua; para los sólidos, lactosa. Según la escalacentesimal se toma la sustancia activa en 99 partes de disolvente. Así se habla de diluciones centesimales 4a(4 CH) ...9a (9CH) ...15a (15 CH)y hasta 30a (30CH). La anotación CH significa C: centesimal y H: Hahnemann. Ahora bien, si la dilución 9 CH corresponde a unatrillonésima, es fácil colegir que una dilución30 CH equivale a la nada. Mas no hace falta remontarnos a ladilución 30 CH ni mucho más. Según losbiólogos, a la dilución 11acentesimal, no quedan mas moléculas básicas en lapreparación.

¡Desafiandoa la nada!, los homeópatas siguen sosteniendo que el milagrosomedicamento continúa siendo eficaz incluso en niños yanimales en la 12a dilución centesimal y aún más allá.

Esto es una locura, pues se llega al extremo de pretender curar con lanada entrando en el terreno sobrenatural, pero por otra parte se nosaclara el panorama cuando consideramos que ciertos enfermos se “curan” o alivian por efecto de la persuasióna la manera de un placebo que sugestiona al paciente. Estas son laúnicas “curaciones” las más de ellas con sistentes en alivios pasajeros. De este modo se puede curar conagua pura, té, almidón diluido, vinagre con azúcaro almíbar, siempre y cuando el paciente crea recibir un eficazproducto curativo de sus achaques generalmente de origen psíquico. (Se calcula que un 36% de los pacientes que acuden a los hospitaleso al consultorio médico particular, son enfermos imaginarios). Estos son los que se alivian, los que se hacen problemas por todo ysomatizan sus desequilibrios. Se sienten mejor y son los asiduosconcurrentes al consultorio homeopático. Pero aquel quepadece una dolencia ¡que se guarde, por favor, de caer en manosde quien lo va a “entretener” con diluciones de “nada”como panaceas también de la nada, porque su vida correpeligro!

Lo “curioso” es que en experimentos realizados con animales,las reacciones farmacológicas con dosis altamente diluidas, nose manifiestan. ¿Será que los gatos, perros, conejos ygallinas no le temen al crepúsculo que agranda las cosas(Berberis), ni le tienen miedo a los aparecidos(Bromum), no son de aquellos que no pueden soportar asus amigos durante el embarazo (Conium), no son tímidosque lloran ante la menor alegría (Lycopodium.)? (Los términos entre paréntesis equivalen a laspreparaciones que según los homeópatas se debenadministrar en distintos casos).

Concluímos en que los homeópatas parecen haberse olvidado no sólode los animales enfermos sino también de los vegetales quetambién tienen sus patologías cuando hablan depacientes y personalidad.

En efecto, pasando al terreno veterinario, para aplicar el principio delDr. Hahnemann habría que determinar primero el tipo depersonalidad de un caballo, de un cocodrilo o de un canguro para soloentonces recetarles a cada cual la dilución adecuada. ¿Obtendríamos así al caballo “Sulphur”, al cocodrilo “Arnica” y a la señoritacangura “Pulsatilla”?

Y en el ámbito botánico, ¿habríaque reconocer primero la “personalidad” de un manzanopara tratar su peste, o la de la vid para atacar el oídio (unhongo parásito) que la destruye?

Todo esto confirma que la homeopatía es sóloun placebo (sustancia que careciendo de acción terapéutica,produce algún efecto curativo por auto sugestión delenfermo). ¡Señores! Creo que esta todo dicho.


  1. Según Jean-Pierre Willem, ¿Qué es la homeopatía?, Lidium, Buenos Aires, 1993, Pág. 78

  2. Véase obra citada, Pág. 78.

  3. “ “ “ “ 89.

  4. Véase en nota 1, ob. cit.. pág. 16

  5. Véase en nota 1, ob. cit.. pág. 16

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