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Crotoxina
Quin le pone el cascabel al gato?
El
affaire de la crotoxina constituye una buena ilustracin de los efectos
que el pensamiento mgico puede tener sobre sociedades como nuestra, en
las que la ciencia y sus instituciones no son parte importante ni
respetada de la cosa pblica. El caso, en su evolucin presente, seala
los riesgos que corren las instituciones de la ciencia cuando estn
conducidas por personas sin vinculacin con el quehacer cientfico, que
actan con la complicidad de investigadores que no temen violar los
principios de la vida acadmica debido a la impunidad tan tpica de la
actividad pblica de nuestros das.
La
historia de la crotoxina reconoce tres etapas. La primera se extiende
desde julio de 1986 hasta fines de ese ao y est documentada en las
informaciones que tanto el CONICET como el Ministerio de Salud y Accin
Social fueron haciendo conocer a la opinin pblica (una buena
recopilacin de estas se puede encontrar en el artculo "Crotoxina" de
Rafael Braun publicado en "Ciencia Hoy", N4, pg. 70-73,
1989). La segunda se inici a fines de 1989 con el anuncio de Ral
Matera, entonces secretario de la SECyT, de que reabrira las
investigaciones sobre el tema. La tercera es la actual, y coincide con
las declaraciones de Domingo Liotta y con la repatriacin y
reincorporacin a la Carrera de Investigador Cientfico de Juan Carlos
Vidal. Sobre estas dos ltimas etapas muy poco se ha hecho pblico, de
modo que casi todo lo que las rodea es conjetural.
Un mito argentino
La
idea de que la crotoxina fue "inventada" o "creada" por el investigador
argentino Juan Carlos Vidal constituye un mito firmemente arraigado en
la sociedad argentina (... un titular de primera pgina del diario
"Crnica" proclamaba hace unos meses: "Han amenazado de muerte al
creador de la Crotoxina"...) La realidad es diferente: la crotoxina fue
descubierta y cristalizada en 1938 por K. Slotta y H. Fraenkel-Conrat.
Es uno de los componentes principales del veneno de la serpiente
cascabel sudamericana. Sus propiedades fueron estudiadas por muchos
investigadores y tanto ellas como los mtodos para su obtencin y
purificacin son de dominio pblico. La crotoxina figura en los
catlogos de las empresas proveedoras de productos qumicos para los
laboratorios de investigacin. No existe impedimento o prohibicin
alguna para su uso en la investigacin. Su aplicacin en medicina
humana no est autorizada. Para ello se requerira la demostracin de
su eficacia y la correspondiente autorizacin de las autoridades
sanitarias. Estos requisitos no se haban cumplido cuando el asunto
tom estado pblico en 1986 y tampoco parecen haberse cumplido ahora.
En
1986 Juan Carlos Vidal no trabajaba en temas vinculados al cncer sino
que era un conocido y respetado investigador en el campo de los lpidos
de las membranas celulares y de las fosfolipasas. En ninguno de sus
informes exista referencia a la utilizacin de la crotoxina como droga
contra el cncer. Cuando el asunto tom estado pblico en julio de
1986, Vidal se encontraba residiendo en la Universidad de Chicago
trabajando en un proyecto titulado "Structure Function Studies of
Presynptic Neurotoxins" cuyo propsito era entender la accin txica de
la crotoxina con el objetivo de proporcionar una base racional para el
diseo de antdotos que evitaran o curaran sus efectos. Para estas
investigaciones se haba solicitado financiacin al ejrcito de los
Estados Unidos. La ausencia de informacin sobre propiedades
antitumorales de la crotoxina en los informes de Vidal es uno de los
aspectos ms curiosos en la historia de esta sustancia. Por qu un
cientfico que gozaba de respeto y reconocimiento no pidi financiacin
para probar una hiptesis que extenda al cncer sus estudios sobre
lpidos y fosfolipasas?
Tratamiento en humanos
Sin
embargo, a partir de 1986, ya se estaba suministrando crotoxina a
enfermos de cncer que la buscaban en el Instituto de Neurobiologa,
uno de los lugares de trabajo de Vidal. En julio de 1986, cuando Vidal
se encontraba en Chicago realizando las investigaciones descriptas
arriba, Juan H. Tramezzani, director del Instituto de Neurobiologa,
decide suspender el suministro de crotoxina a los pacientes. Esto
produjo dos efectos. Por un lado los mdicos clnicos a cargo directo
del ensayo (Carlos Coni Molina, Guillermo Hernndez Plata y Luis
Costa), concurrieron al CONICET a denunciar la actitud de Tramezzani.
Lo hicieron en el convencimiento de que el ensayo contaba con el
auspicio del CONICET. Por este motivo entregaron al organismo toda la
informacin que disponan, lo que fue extremadamente til en las
posteriores indagaciones sobre el asunto. Simultneamente, hicieron
pblica la denuncia en los medios de difusin masiva. stos rpidamente
lo convirtieron en noticia que ocup por meses la primera plana de los
medios. En ese entonces, el mensaje que el pblico recibi fue que se
haba descubierto en Argentina una sustancia que curaba el cncer. Esta
afirmacin se fundamentaba bsicamente en testimonios personales de
gente que manifestaba que luego de ser tratada con crotoxina su
dolencia se haba atenuado o desaparecido. Es primordial sealar este
aspecto debido a que en etapas posteriores de la historia la fuerza de
los hechos hizo modificar gradualmente los argumentos y la crotoxina se
fue transformando, o en una sustancia que mejoraba la calidad de vida
de los pacientes terminales, o como se lo se dice ahora en un
coadyudante til de los tratamientos convencionales. De este modo el
CONICET y en particular quienes en ese tiempo formbamos parte de su
comisin asesora en ciencias mdicas, tuvimos que enfrentarnos
sbitamente con el hecho de que fondos y personal de la Institucin se
estaban empleando para llevar a cabo clandestinamente un ensayo clnico
no autorizado.
La formidable difusin pblica del
caso determin que el Ministerio de Salud y Accin Social recibiera
fuertes presiones para que autorizara, no slo la continuacin de la
aplicacin de la crotoxina a quienes ya la estaban recibiendo, sino
tambin su suministro a todo aquel que la requiriese. Esta actitud
tena el apoyo de la mayor parte de la prensa y de muchos sectores
polticos y sindicales. La decisin que tom el Ministerio fue
autorizar el uso del compuesto a los pacientes que haban iniciado
aplicaciones con anterioridad y bajo exclusiva responsabilidad de ellos
mismos. Esta decisin se bas en razones exclusivamente humanitarias.
Si bien no fue cuestionada, la resolucin ministerial careca de
sustento legal dado que la crotoxina no haba pasado por las etapas
necesarias para que se autorizara su ensayo clnico. El Ministerio
condicion la continuacin de los tratamientos al control peridico de
los pacientes por una Comisin de Onclogos designada por l. Esta
actitud tuvo una serie de consecuencias, quiz la ms triste de ellas
fue que algunos pacientes se enteraron de que tenan cncer cuando la
lista confidencial de los autorizados por el Ministerio fue publicada
por un vespertino. La ejecucin prctica de la medida proporcion
material a la prensa que concurra vida a los exmenes peridicos que
la comisin de onclogos realizaba a los pacientes cuyo tratamiento
haba sido autorizado.
Estas notas rpidamente
tomaron caractersticas de telenovela en episodios, que los sectores
ms sensacionalistas de la prensa dramatizaron como un desigual combate
entre los propulsores de un nuevo tratamiento y un establishment fro e
insensible defensor de los privilegios que le daba su acceso a la
posibilidad de aplicar los tratamientos convencionales. La autorizacin
del ensayo dio tambin lugar a la presentacin de centenares de
recursos de amparo por pacientes cancerosos solicitando ser incluidos
en la lista de los autorizados a participar en el ensayo. Muchos de
estos recursos fueron resueltos favorablemente en primera instancia
pero ninguno prosper en las instancias ulteriores, uno por lo menos
lleg a la Corte Suprema donde fue rechazado.
Participacin del CONICET
El
ensayo clnico autorizado por el Ministerio de Salud y Accin Social no
fue responsabilidad del CONICET. Este se limit a participar en l
incorporando a dos miembros de la Carrera del Investigador en la
Comisin de Onclogos y asegurando el suministro de crotoxina de
calidad controlada. La accin inmediata del CONICET en ese perodo se
concentr en analizar las evidencias cientficas aportadas por quienes
haban intervenido en el estudio clnico clandestino como aval del
supuesto efecto antitumoral de la crotoxina. Las conclusiones a las que
se arrib como consecuencia de estas indagaciones son de dominio
pblico y estn ampliamente documentadas. Describirlas en detalle
excede el espacio disponible aqu (nuevamente remitimos al lector
interesado al artculo de "Ciencia Hoy" citado ms arriba).
Como
ya se ha mencionado, en los informes reglamentarios presentados por
Vidal y sus colaboradores como miembros de la carrera del investigador
o como beneficiarios de subsidios del CONICET no exista ninguna
referencia a hallazgos o estudios sobre los efectos antitumorales de la
crotoxina.
En el momento de tomar estado publico
el asunto, sus actores entregaron al CONICET y al Ministerio una
monografa titulada "Complejo Crotoxina A Y B en el tratamiento del
Cncer" inscripta en el Registro de la Propiedad intelectual por Coni
Molina, Hernndez Plata, Costa y el propio Vidal, que en declaracin
jurada ratific ser el autor de la parte referida a la investigacin
bsica de la monografa. Esta fue la nica informacin escrita
disponible sobre el tema.
Informacin fraguada
Del
material escrito presentado, como de los testimonios ofrecidos por los
participantes directos tanto al CONICET como durante los juicios de
amparo ya mencionados, surgi que no existan evidencias experimentales
que justificaran efectos antitumorales de la crotoxina, que no se
haban realizado ninguno de los estudios que se exigen para la
realizacin de un ensayo clnico y, lo que es ms grave, que mucho de
lo que se haba presentado como evidencia de estudios preclnicos era
informacin fraguada y que los pacientes estaban siendo engaados en lo
que se refera a la naturaleza del ensayo.
Estas afirmaciones se pueden sintetizar en los siguientes hechos:
Las nueve imgenes fotomicrogrficas presentadas en la monografa con
la intencin de demostrar efectos de dosis bajas de crotoxina sobre
clulas tumorales fueron fraguadas. Estas imgenes estn extradas del
libro de Anthony T. Tu (profesor de Bioqumica y Anatoma de la
Colorado State University) titulado Venoms Chemistry and Molecular
Biology captulo 19 pginas 301-320, John Wiley & Sons, USA, 1 977.
Los efectos que el Dr. Tu muestra en las figuras no corresponden a
acciones de la crotoxina sobre clulas tumorales sino a efectos de
venenos de otras serpientes sobre clulas normales.
Los pacientes crean recibir una solucin pura del complejo crotoxina A
y B. En realidad reciban dos frascos, el primero contena una solucin
de veneno entero de cobra (Naja naja siamensis) y el segundo una
solucin de crotoxina contaminada con otros componentes del veneno de
la cascabel.
Los
pacientes eran engaados al firmar un formulario de consentimiento por
el cual aceptaban recibir crotoxina A y B (y no la mezcla de sustancias
mencionada en el prrafo anterior) con el agravante de que dicho
formulario era falso ya que posea un membrete de la Facultad de
Farmacia y Bioqumica de la UBA, que no haba tenido participacin
alguna en los ensayos.
La demostracin de estas
irregularidades corri en paralelo con la comprobacin por parte de la
Comisin de Onclogos del Ministerio de Salud y Accin Social de la
ineficacia de la crotoxina en el ensayo clnico. Esto ltimo dio lugar
a que este Ministerio diera terminado el ensayo y prohibiera el uso de
la crotoxina como medicamento. Despus de estos episodios el tema fue
lentamente desapareciendo de los medios. Vidal, luego de una breve
estada en Argentina, retorn a los Estados Unidos. El CONICET inici
juicio penal a Vidal y la Facultad de Farmacia y Bioqumica, por pedido
de su Departamento de Qumica Biolgica, solicito al rectorado de la
UBA la iniciacin de juicio acadmico. Ninguna de estas acciones dieron
lugar a sanciones. El tribunal acadmico de la UBA en dictamen dividido
devolvi el expediente al Consejo Superior El juicio penal sobresey a
Vidal en primera instancia y no fue apelado por el CONICET Ambos hechos
transcurrieron ya durante la gestin de Ral Matera al frente de la
SECyT.
Aparte de estas acciones y en vista a la
expectativa pblica creada, el CONICET comision a grupos de onclogos
experimentales del Instituto Campomar del Instituto de Biologa y
Medicina Experimental y del Instituto Roffo una serie de
investigaciones destinadas a estudiar si el producto suministrado a los
pacientes destrua o detena el crecimiento de clulas provenientes de
cnceres humanos o de tumores de ratones, tanto en cultivo como en
animales de experimentacin. Las conclusiones se publicaron en el
nmero de noviembre de 1988 de la revista "Medicina" rgano de la
Sociedad Argentina de Investigacin Clnica. Los resultados obtenidos
fueron uniformemente negativos. Tambin se seal que no se detectaron
alteraciones en el peso, el nivel de alimentacin o el comportamiento
de los animales tratados, hecho que pareca excluir tambin efectos
indirectos sobre el estado general de los animales portadores de los
tumores.
Reflexiones
Como
testigo directo de las acciones transcurridas en 1986/87 deseara en
este punto del relato formular las siguientes reflexiones personales.
Las autoridades del CONICET y de la SECyT de ese entonces actuaron
respetando con estrictez los principios de la conducta cientfica y
nunca cedieron a presiones de otro tipo.
Prcticamente ninguna de las instituciones que deberan velar por la
buena prctica de las ciencias mdicas en el pas se sinti obligada a
opinar sobre el tema. Es as como permanecieron calladas la Academia
Nacional de Medicina y la mayor parte de sociedades cientficas y
profesionales vinculadas con la prctica mdica.
A nivel de los medios masivos de comunicacin, el pensamiento mgico,
en general, triunf sobre la presentacin de evidencias razonadas. El
ejemplo ms claro de ello lo constituye la falta de eco que tuvo la
difusin de la noticia de que las evidencias experimentales sobre la
accin antitumoral de la crotoxina en clulas en cultivo estaban
fraguadas.
El asunto crotoxina tuvo un
transitorio renacimiento a mediados de 1989 en los inicios de la
gestin de Ral Matera al frente de la SECyT. El Dr. Matera volvi a
encargar a otros grupos el repetir los estudios en clulas en cultivo y
en tumores en animales de experimentacin. Los resultados fueron
tambin negativos y el asunto se abandon.
El
segundo renacimiento del asunto ha transcurrido en estos meses con el
anuncio del Dr. Liotta de la repatriacin del Dr. Vidal y de la
reiniciacin de las investigaciones sobre efectos de la crotoxina en
Argentina. El sustento dado por el Dr. Liotta para esta accin son la
publicacin de dos trabajos de los cuales Vidal es coautor y que
aparecieron en 1993. Estos trabajos indican efectos txicos de la
crotoxina en algunos sistemas tumorales experimentales. En sus
referencias bibliogrficas no se hace mencin alguna a publicaciones
previas, lo que prueba que cuando se anunci en 1986 el descubrimiento
de una cura contra el cncer no exista evidencia experimental que
sustentara tamaa afirmacin.
Declaracin del Foro de Sociedades Cientficas Argentinas
La
reincorporacin de Vidal a la Carrera del Investigador Cientfico y la
decisin de reiniciar los estudios sobre la crotoxina se produce en un
momento en que prcticamente el CONICET no dispone de recursos para
financiar a los grupos de investigacin existentes ni para incorporar
nuevos investigadores. Esto motiv una declaracin del Foro de
Sociedades Cientficas Argentinas que se hizo pblica el 25 de junio
del presente ao y cuyos prrafos iniciales se transcriben a
continuacin:
"La decisin del Secretario de
Ciencia y Tecnologa Dr. Domingo Liotta de reabrir la cuestin de la
crotoxina constituye un hecho de extrema gravedad institucional. Fue
tomada haciendo caso omiso de las serias irregularidades que el propio
CONICET en 1986 prob que haban rodeado al asunto y marginando la
opinin de los organismos asesores del CONICET, cuyo pblico
menosprecio por parte del Dr. Liotta dio lugar a la denuncia de los
integrantes de la Comisin Asesora de Ciencias Mdicas en una actitud
que el Foro valora y apoya.
"La crisis generada
en torno a este asunto es una consecuencia ms de una gestin
caracterizada por la arbitrariedad y por el desconocimiento de las
normas ms elementales de la vida acadmica. Los sistemticos
atropellos de los principios que deben regir la conduccin de la
actividad cientfica han conducido al colapso de la credibilidad y a la
quiebra financiera del CONICET Esto coloca en serio riesgo la
investigacin cientfica en nuestra pas y, en consecuencia, su
participacin en la creacin de conocimiento."
"El
CONICET dispone para 1995 de 188 millones de pesos, esto es, dieciocho
millones menos que en el ao 1994. No ms que el 7 % de este monto se
podr aplicar a los gastos de investigacin, el resto est destinado a
gastos de personal y de mantenimiento. Esto implica la paralizacin de
los programas de repatriacin de cientficos, de incorporacin de
nuevos investigadores y de financiacin de proyectos de investigacin.
Por lo tanto, una serie de decisiones desatinadas han convertido al
CONICET en una institucin incapaz de proporcionar a su personal los
recursos para que pueda, cumplir el papel para el cual fue creado."
Dr. Patricio J. Garrahan
Profesor Titular de Fisicoqumica Biolgica.
Se desempea tambin como Secretario Ejecutivo
del Foro de Sociedades Cientficas Argentinas
y como editor de la revista "Ciencia Hoy".
Fuente: Revista EXACTAmente Ao 2 - N 3 - Agosto 1995
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