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Crotoxina: ¿Quien le pone el cascabel al gato? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Administrator
02.05.2005
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Crotoxina: ¿Quien le pone el cascabel al gato?
Página 2

Crotoxina

Quin le pone el cascabel al gato?

El affaire de la crotoxina constituye una buena ilustracin de los efectos que el pensamiento mgico puede tener sobre sociedades como nuestra, en las que la ciencia y sus instituciones no son parte importante ni respetada de la cosa pblica. El caso, en su evolucin presente, seala los riesgos que corren las instituciones de la ciencia cuando estn conducidas por personas sin vinculacin con el quehacer cientfico, que actan con la complicidad de investigadores que no temen violar los principios de la vida acadmica debido a la impunidad tan tpica de la actividad pblica de nuestros das.

La historia de la crotoxina reconoce tres etapas. La primera se extiende desde julio de 1986 hasta fines de ese ao y est documentada en las informaciones que tanto el CONICET como el Ministerio de Salud y Accin Social fueron haciendo conocer a la opinin pblica (una buena recopilacin de estas se puede encontrar en el artculo "Crotoxina" de Rafael Braun publicado en "Ciencia Hoy", N4, pg. 70-73, 1989). La segunda se inici a fines de 1989 con el anuncio de Ral Matera, entonces secretario de la SECyT, de que reabrira las investigaciones sobre el tema. La tercera es la actual, y coincide con las declaraciones de Domingo Liotta y con la repatriacin y reincorporacin a la Carrera de Investigador Cientfico de Juan Carlos Vidal. Sobre estas dos ltimas etapas muy poco se ha hecho pblico, de modo que casi todo lo que las rodea es conjetural.

Un mito argentino

La idea de que la crotoxina fue "inventada" o "creada" por el investigador argentino Juan Carlos Vidal constituye un mito firmemente arraigado en la sociedad argentina (... un titular de primera pgina del diario "Crnica" proclamaba hace unos meses: "Han amenazado de muerte al creador de la Crotoxina"...) La realidad es diferente: la crotoxina fue descubierta y cristalizada en 1938 por K. Slotta y H. Fraenkel-Conrat. Es uno de los componentes principales del veneno de la serpiente cascabel sudamericana. Sus propiedades fueron estudiadas por muchos investigadores y tanto ellas como los mtodos para su obtencin y purificacin son de dominio pblico. La crotoxina figura en los catlogos de las empresas proveedoras de productos qumicos para los laboratorios de investigacin. No existe impedimento o prohibicin alguna para su uso en la investigacin. Su aplicacin en medicina humana no est autorizada. Para ello se requerira la demostracin de su eficacia y la correspondiente autorizacin de las autoridades sanitarias. Estos requisitos no se haban cumplido cuando el asunto tom estado pblico en 1986 y tampoco parecen haberse cumplido ahora.

En 1986 Juan Carlos Vidal no trabajaba en temas vinculados al cncer sino que era un conocido y respetado investigador en el campo de los lpidos de las membranas celulares y de las fosfolipasas. En ninguno de sus informes exista referencia a la utilizacin de la crotoxina como droga contra el cncer. Cuando el asunto tom estado pblico en julio de 1986, Vidal se encontraba residiendo en la Universidad de Chicago trabajando en un proyecto titulado "Structure Function Studies of Presynptic Neurotoxins" cuyo propsito era entender la accin txica de la crotoxina con el objetivo de proporcionar una base racional para el diseo de antdotos que evitaran o curaran sus efectos. Para estas investigaciones se haba solicitado financiacin al ejrcito de los Estados Unidos. La ausencia de informacin sobre propiedades antitumorales de la crotoxina en los informes de Vidal es uno de los aspectos ms curiosos en la historia de esta sustancia. Por qu un cientfico que gozaba de respeto y reconocimiento no pidi financiacin para probar una hiptesis que extenda al cncer sus estudios sobre lpidos y fosfolipasas?

Tratamiento en humanos

Sin embargo, a partir de 1986, ya se estaba suministrando crotoxina a enfermos de cncer que la buscaban en el Instituto de Neurobiologa, uno de los lugares de trabajo de Vidal. En julio de 1986, cuando Vidal se encontraba en Chicago realizando las investigaciones descriptas arriba, Juan H. Tramezzani, director del Instituto de Neurobiologa, decide suspender el suministro de crotoxina a los pacientes. Esto produjo dos efectos. Por un lado los mdicos clnicos a cargo directo del ensayo (Carlos Coni Molina, Guillermo Hernndez Plata y Luis Costa), concurrieron al CONICET a denunciar la actitud de Tramezzani. Lo hicieron en el convencimiento de que el ensayo contaba con el auspicio del CONICET. Por este motivo entregaron al organismo toda la informacin que disponan, lo que fue extremadamente til en las posteriores indagaciones sobre el asunto. Simultneamente, hicieron pblica la denuncia en los medios de difusin masiva. stos rpidamente lo convirtieron en noticia que ocup por meses la primera plana de los medios. En ese entonces, el mensaje que el pblico recibi fue que se haba descubierto en Argentina una sustancia que curaba el cncer. Esta afirmacin se fundamentaba bsicamente en testimonios personales de gente que manifestaba que luego de ser tratada con crotoxina su dolencia se haba atenuado o desaparecido. Es primordial sealar este aspecto debido a que en etapas posteriores de la historia la fuerza de los hechos hizo modificar gradualmente los argumentos y la crotoxina se fue transformando, o en una sustancia que mejoraba la calidad de vida de los pacientes terminales, o como se lo se dice ahora en un coadyudante til de los tratamientos convencionales. De este modo el CONICET y en particular quienes en ese tiempo formbamos parte de su comisin asesora en ciencias mdicas, tuvimos que enfrentarnos sbitamente con el hecho de que fondos y personal de la Institucin se estaban empleando para llevar a cabo clandestinamente un ensayo clnico no autorizado.

La formidable difusin pblica del caso determin que el Ministerio de Salud y Accin Social recibiera fuertes presiones para que autorizara, no slo la continuacin de la aplicacin de la crotoxina a quienes ya la estaban recibiendo, sino tambin su suministro a todo aquel que la requiriese. Esta actitud tena el apoyo de la mayor parte de la prensa y de muchos sectores polticos y sindicales. La decisin que tom el Ministerio fue autorizar el uso del compuesto a los pacientes que haban iniciado aplicaciones con anterioridad y bajo exclusiva responsabilidad de ellos mismos. Esta decisin se bas en razones exclusivamente humanitarias. Si bien no fue cuestionada, la resolucin ministerial careca de sustento legal dado que la crotoxina no haba pasado por las etapas necesarias para que se autorizara su ensayo clnico. El Ministerio condicion la continuacin de los tratamientos al control peridico de los pacientes por una Comisin de Onclogos designada por l. Esta actitud tuvo una serie de consecuencias, quiz la ms triste de ellas fue que algunos pacientes se enteraron de que tenan cncer cuando la lista confidencial de los autorizados por el Ministerio fue publicada por un vespertino. La ejecucin prctica de la medida proporcion material a la prensa que concurra vida a los exmenes peridicos que la comisin de onclogos realizaba a los pacientes cuyo tratamiento haba sido autorizado.

Estas notas rpidamente tomaron caractersticas de telenovela en episodios, que los sectores ms sensacionalistas de la prensa dramatizaron como un desigual combate entre los propulsores de un nuevo tratamiento y un establishment fro e insensible defensor de los privilegios que le daba su acceso a la posibilidad de aplicar los tratamientos convencionales. La autorizacin del ensayo dio tambin lugar a la presentacin de centenares de recursos de amparo por pacientes cancerosos solicitando ser incluidos en la lista de los autorizados a participar en el ensayo. Muchos de estos recursos fueron resueltos favorablemente en primera instancia pero ninguno prosper en las instancias ulteriores, uno por lo menos lleg a la Corte Suprema donde fue rechazado.

Participacin del CONICET

El ensayo clnico autorizado por el Ministerio de Salud y Accin Social no fue responsabilidad del CONICET. Este se limit a participar en l incorporando a dos miembros de la Carrera del Investigador en la Comisin de Onclogos y asegurando el suministro de crotoxina de calidad controlada. La accin inmediata del CONICET en ese perodo se concentr en analizar las evidencias cientficas aportadas por quienes haban intervenido en el estudio clnico clandestino como aval del supuesto efecto antitumoral de la crotoxina. Las conclusiones a las que se arrib como consecuencia de estas indagaciones son de dominio pblico y estn ampliamente documentadas. Describirlas en detalle excede el espacio disponible aqu (nuevamente remitimos al lector interesado al artculo de "Ciencia Hoy" citado ms arriba).

Como ya se ha mencionado, en los informes reglamentarios presentados por Vidal y sus colaboradores como miembros de la carrera del investigador o como beneficiarios de subsidios del CONICET no exista ninguna referencia a hallazgos o estudios sobre los efectos antitumorales de la crotoxina.

En el momento de tomar estado publico el asunto, sus actores entregaron al CONICET y al Ministerio una monografa titulada "Complejo Crotoxina A Y B en el tratamiento del Cncer" inscripta en el Registro de la Propiedad intelectual por Coni Molina, Hernndez Plata, Costa y el propio Vidal, que en declaracin jurada ratific ser el autor de la parte referida a la investigacin bsica de la monografa. Esta fue la nica informacin escrita disponible sobre el tema.

Informacin fraguada

Del material escrito presentado, como de los testimonios ofrecidos por los participantes directos tanto al CONICET como durante los juicios de amparo ya mencionados, surgi que no existan evidencias experimentales que justificaran efectos antitumorales de la crotoxina, que no se haban realizado ninguno de los estudios que se exigen para la realizacin de un ensayo clnico y, lo que es ms grave, que mucho de lo que se haba presentado como evidencia de estudios preclnicos era informacin fraguada y que los pacientes estaban siendo engaados en lo que se refera a la naturaleza del ensayo.

Estas afirmaciones se pueden sintetizar en los siguientes hechos:

Las nueve imgenes fotomicrogrficas presentadas en la monografa con la intencin de demostrar efectos de dosis bajas de crotoxina sobre clulas tumorales fueron fraguadas. Estas imgenes estn extradas del libro de Anthony T. Tu (profesor de Bioqumica y Anatoma de la Colorado State University) titulado Venoms Chemistry and Molecular Biology captulo 19 pginas 301-320, John Wiley & Sons, USA, 1 977. Los efectos que el Dr. Tu muestra en las figuras no corresponden a acciones de la crotoxina sobre clulas tumorales sino a efectos de venenos de otras serpientes sobre clulas normales.

Los pacientes crean recibir una solucin pura del complejo crotoxina A y B. En realidad reciban dos frascos, el primero contena una solucin de veneno entero de cobra (Naja naja siamensis) y el segundo una solucin de crotoxina contaminada con otros componentes del veneno de la cascabel.

Los pacientes eran engaados al firmar un formulario de consentimiento por el cual aceptaban recibir crotoxina A y B (y no la mezcla de sustancias mencionada en el prrafo anterior) con el agravante de que dicho formulario era falso ya que posea un membrete de la Facultad de Farmacia y Bioqumica de la UBA, que no haba tenido participacin alguna en los ensayos.

La demostracin de estas irregularidades corri en paralelo con la comprobacin por parte de la Comisin de Onclogos del Ministerio de Salud y Accin Social de la ineficacia de la crotoxina en el ensayo clnico. Esto ltimo dio lugar a que este Ministerio diera terminado el ensayo y prohibiera el uso de la crotoxina como medicamento. Despus de estos episodios el tema fue lentamente desapareciendo de los medios. Vidal, luego de una breve estada en Argentina, retorn a los Estados Unidos. El CONICET inici juicio penal a Vidal y la Facultad de Farmacia y Bioqumica, por pedido de su Departamento de Qumica Biolgica, solicito al rectorado de la UBA la iniciacin de juicio acadmico. Ninguna de estas acciones dieron lugar a sanciones. El tribunal acadmico de la UBA en dictamen dividido devolvi el expediente al Consejo Superior El juicio penal sobresey a Vidal en primera instancia y no fue apelado por el CONICET Ambos hechos transcurrieron ya durante la gestin de Ral Matera al frente de la SECyT.

Aparte de estas acciones y en vista a la expectativa pblica creada, el CONICET comision a grupos de onclogos experimentales del Instituto Campomar del Instituto de Biologa y Medicina Experimental y del Instituto Roffo una serie de investigaciones destinadas a estudiar si el producto suministrado a los pacientes destrua o detena el crecimiento de clulas provenientes de cnceres humanos o de tumores de ratones, tanto en cultivo como en animales de experimentacin. Las conclusiones se publicaron en el nmero de noviembre de 1988 de la revista "Medicina" rgano de la Sociedad Argentina de Investigacin Clnica. Los resultados obtenidos fueron uniformemente negativos. Tambin se seal que no se detectaron alteraciones en el peso, el nivel de alimentacin o el comportamiento de los animales tratados, hecho que pareca excluir tambin efectos indirectos sobre el estado general de los animales portadores de los tumores.

Reflexiones

Como testigo directo de las acciones transcurridas en 1986/87 deseara en este punto del relato formular las siguientes reflexiones personales.

Las autoridades del CONICET y de la SECyT de ese entonces actuaron respetando con estrictez los principios de la conducta cientfica y nunca cedieron a presiones de otro tipo.

Prcticamente ninguna de las instituciones que deberan velar por la buena prctica de las ciencias mdicas en el pas se sinti obligada a opinar sobre el tema. Es as como permanecieron calladas la Academia Nacional de Medicina y la mayor parte de sociedades cientficas y profesionales vinculadas con la prctica mdica.

A nivel de los medios masivos de comunicacin, el pensamiento mgico, en general, triunf sobre la presentacin de evidencias razonadas. El ejemplo ms claro de ello lo constituye la falta de eco que tuvo la difusin de la noticia de que las evidencias experimentales sobre la accin antitumoral de la crotoxina en clulas en cultivo estaban fraguadas.

El asunto crotoxina tuvo un transitorio renacimiento a mediados de 1989 en los inicios de la gestin de Ral Matera al frente de la SECyT. El Dr. Matera volvi a encargar a otros grupos el repetir los estudios en clulas en cultivo y en tumores en animales de experimentacin. Los resultados fueron tambin negativos y el asunto se abandon.

El segundo renacimiento del asunto ha transcurrido en estos meses con el anuncio del Dr. Liotta de la repatriacin del Dr. Vidal y de la reiniciacin de las investigaciones sobre efectos de la crotoxina en Argentina. El sustento dado por el Dr. Liotta para esta accin son la publicacin de dos trabajos de los cuales Vidal es coautor y que aparecieron en 1993. Estos trabajos indican efectos txicos de la crotoxina en algunos sistemas tumorales experimentales. En sus referencias bibliogrficas no se hace mencin alguna a publicaciones previas, lo que prueba que cuando se anunci en 1986 el descubrimiento de una cura contra el cncer no exista evidencia experimental que sustentara tamaa afirmacin.

Declaracin del Foro de Sociedades Cientficas Argentinas

La reincorporacin de Vidal a la Carrera del Investigador Cientfico y la decisin de reiniciar los estudios sobre la crotoxina se produce en un momento en que prcticamente el CONICET no dispone de recursos para financiar a los grupos de investigacin existentes ni para incorporar nuevos investigadores. Esto motiv una declaracin del Foro de Sociedades Cientficas Argentinas que se hizo pblica el 25 de junio del presente ao y cuyos prrafos iniciales se transcriben a continuacin:

"La decisin del Secretario de Ciencia y Tecnologa Dr. Domingo Liotta de reabrir la cuestin de la crotoxina constituye un hecho de extrema gravedad institucional. Fue tomada haciendo caso omiso de las serias irregularidades que el propio CONICET en 1986 prob que haban rodeado al asunto y marginando la opinin de los organismos asesores del CONICET, cuyo pblico menosprecio por parte del Dr. Liotta dio lugar a la denuncia de los integrantes de la Comisin Asesora de Ciencias Mdicas en una actitud que el Foro valora y apoya.

"La crisis generada en torno a este asunto es una consecuencia ms de una gestin caracterizada por la arbitrariedad y por el desconocimiento de las normas ms elementales de la vida acadmica. Los sistemticos atropellos de los principios que deben regir la conduccin de la actividad cientfica han conducido al colapso de la credibilidad y a la quiebra financiera del CONICET Esto coloca en serio riesgo la investigacin cientfica en nuestra pas y, en consecuencia, su participacin en la creacin de conocimiento."

"El CONICET dispone para 1995 de 188 millones de pesos, esto es, dieciocho millones menos que en el ao 1994. No ms que el 7 % de este monto se podr aplicar a los gastos de investigacin, el resto est destinado a gastos de personal y de mantenimiento. Esto implica la paralizacin de los programas de repatriacin de cientficos, de incorporacin de nuevos investigadores y de financiacin de proyectos de investigacin. Por lo tanto, una serie de decisiones desatinadas han convertido al CONICET en una institucin incapaz de proporcionar a su personal los recursos para que pueda, cumplir el papel para el cual fue creado."

Dr. Patricio J. Garrahan

Profesor Titular de Fisicoqumica Biolgica.

Se desempea tambin como Secretario Ejecutivo

del Foro de Sociedades Cientficas Argentinas

y como editor de la revista "Ciencia Hoy".

Fuente: Revista EXACTAmente Ao 2 - N 3 - Agosto 1995



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